El paisaje que somos*(2019) 

︎︎︎by Jose Hopkins for the exhibition “Todos los caminos llevan al Sur” in Control - Madrid





            Pensar en espacio es pensar en paisaje. Es pensar en los procesos físicos de ser y estar que residen y permiten posibilidades de articulación entre discursos, afectos y cuerpos. Un paisaje designa espacio formado, un conjunto de márgenes construidos desde un punto de vista.[1] Entonces, un paisaje es una intención, es el producto de una mediación plasmada en una construcción espacial. Un paisaje no puede existir por si solo de la misma forma que un mapa no puede existir sin el territorio que representa. De esta manera, un espacio como paisaje no es tan solo un espacio, pero es la construcción y posibilidad parcial de sus propias posibilidades. Entonces, podemos decir que estos lugares son una ‘posibilidad constituida’ y a su vez también una ‘posibilidad constituyente’. En otras palabras, un paisaje es tanto los procesos de ser y estar del espacio, como un constructo narrativo en el espacio. Los paisajes en los que somos y habitamos son, por lo tanto, una ‘construcción
constructiva’, es decir, no solo productos o soportes para la actividad humana
pero también agentes formadores, co-autores del proceso y las dinámicas de materialización de sus propias estructuras contenidas dentro de sus márgenes.
Es materialidad que conecta lo que vive con lo que vivió con lo que vivirá.  

De esta manera, el espacio y el paisaje no son algo dado, pero momento en el que algo sucede, en que el actuar y ser de los cuerpos, trae un fenómeno a existir.[2] Un fenómeno que materializa la posibilidad de la substancia del espacio, de los cuerpos y de esos espacios entre los cuerpos, entre los espacios. Como un lugar definido por su posibilidad, el espacio es espacios intermedios, relaciones potenciales entre cuerpos humanos y no humanos que se co-forman. Esto trasciende cuestiones metafísicas y ontológicas de nuestra relación con la tierra (polvo eres y en polvo te convertirás) y nos confronta con nuestra irresoluble condición de seres en redes espaciales discursivas y afectivas. Redes flexibles de paisajes que no solo nos hablan con palabras pero con imágenes intraducibles, en historias que no se cuentan pero que se sienten. Es en este espacio entre las cosas, entre los cuerpos, entre discursos y entre afectos que el paisaje que somos empieza a tomar forma. 

Dicho esto, no podemos pensar entonces en la invariabilidad de lo material ni en la distancia binaria entre el cuerpo y el objeto. Somos el espacio que habitamos y habitamos el espacio que somos. Sus horizontes nos envuelven. Por ello, ser y estar en el espacio son el espacio, son un conjunto historias innarrables, cuentos materiales que co-forman y conforman nuestras posibilidades como los paisajes que somos. Somos paisaje de la misma forma que somos ser, porque no se puede ser de otra forma.




[*] Est texto, debido a su disociación con su función tradicional en su contexto de exhibición, no corresponde a una explicación textual sobre las obras visuales, ni pretende dar luces sobre otras problemáticas mas allá de las que este propone: un intento de experimentación intermedial y reflexiones sobre el
espacio y el paisaje.




Fuentes 
︎︎︎ [1] Stilgoe, John R. What is a Landscape Cambridge, Massachusets, London: The MIT Press, 2015


︎︎︎ [2] Butler, Judith. Notes Toward a Performative Theory of Assembly. Cambridge: Harvard University press, 2015.


Mark
 

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